Aceptar lo que te provoca el malestar te ayudará a la regulación de tus emociones. Esta identificación te acercará a ver con más claridad lo que necesitas cambiar.
La aceptación implica dejar de identificarnos con determinadas situaciones y, sobre todo, liberarnos de los sentimientos que nos dañan.
¿Sabes cómo te defines y actúas en la vida, ya sea de cara al exterior o contigo mismo?.
Enfocarte en lo que crees que necesitan otros, callar o reprimir tus necesidades para no salirte de la norma hace que se condicione tu manera de actuar y en consecuencia no sientas satisfacción. ¡Empieza por aceptarte tú mismo!
Puedes tener la necesidad de oxigenarte, ganas de cambiar de aires, y dejar atrás comportamientos, opiniones o pensamientos que no te hace feliz.
Céntrate en la situación que te genera malestar y no etiquetes tus sentimientos como erróneos en vez de aceptar que algo no va bien
A veces la vida nos somete a duras pruebas, pero cerrar los ojos ante lo que sucede no cambiará los hechos.
Puede que el problema de base lo localices en tus relaciones familiares, pareja o en tu vida persona. Identifica tu punto de partida desde el presente y observa como se manifiesta emocionalmente, para continuar explorando lo que cada uno necesite para su equilibrio personal.
Crear una pantalla “protectora” de que todo está bien, no funciona. Nos damos cuenta que hay más allá algo que no estamos atendiendo que nos afecta, y mucho en nuestra estado emocional.
Deja atrás lo que te genere conflicto.
Salir de tu zona de confort, te permitirá dejar atrás los comportamientos automatizado e invisibles, y te hará descubrir nuevas formas de actuación que te aporten cosas nuevas.
Empieza a ser consciente y a aceptar.
Gana libertad interior y encuentra el equilibrio que necesitas.
¡Atrévete con los cambios!