Como Psicólogos en Chamberí especialistas en la gestión de emociones, hoy te enseñamos a canalizar la emoción de la ira.
Bien es sabido que la ira es una emoción que habita en todos nosotros en mayor o menor grado, dependiendo de nuestra personalidad e impulsividad. Desde bien pequeños se nos enseña a clasificar las emociones como positivas o negativas y a reprimir estas últimas puesto que no son adecuadas socialmente.
En este sentido, la ira es considerada una emoción negativa no aceptada socialmente, que no puede ser expresada. Sin embargo, esta emoción nos permite mostrar nuestro malestar o disconformidad ante una situación u opinión de otra persona. Debemos saber que los sentimientos que produce la ira son válidos, sin embargo, es importante aprender a reconocerlos con el fin de canalizar la ira de forma adecuada.
Hablamos de una ira problemática o no adaptativa cuando sentimos que la ira nos domina y nos desborda, cuando la dirigimos desbocadamente hacia los demás o simplemente cuando aparece ante sucesos que no revisten importancia.
Tipos de ira problemática o no adaptiva
- La ira reactiva se presenta de manera impulsiva e inmediata como respuesta a una situación, suceso o persona que nos produce disgusto o malestar. Esto es debido a que lo consideramos un insulto, agresión o injusticia.
- En la ira pasivo-agresiva los sentimientos negativos se expresan mediante actos o palabras de forma indirecta a través de otra persona. Es decir, cuando tenemos la necesidad de criticar a una persona sin que esta esté presente.
- Por el contrario, con la Ira evitativa se actúa como si no hubiera ocurrido nada cuando realmente si estamos molestos. Este tipo de ira se interioriza, reprimiendo la emoción, repercutiendo negativamente en nosotros mismos, generándonos un mayor malestar.
Frente a estas, con la ira directa si se admite estar molesto o enfadado, pero se manifiesta de forma racional y constructiva. De esta forma, no generamos conflictos y tenemos la capacidad de aliviar nuestro malestar mediante el diálogo de forma adecuada y asertiva.
Aprender a controlarse frente a los ataques de ira
- Relajación: aprender a respirar profundamente y repetirnos frases que nos den animo y nos ayuden a relajarnos. Aquí ayuda el pensar en emociones positivas.
- Cambiar el pensamiento: evaluar si nuestros pensamientos son racionales evitando siempre los extremos (no todo es blanco o negro).
- Asertividad: aprender a expresar tus emociones sin ofender a los demás. Esto se consigue a través de la escucha y la tolerancia hacia los demás.
- Paciencia y aceptación: afrontar la situación asumiendo que no siempre se resolverá el problema.
- Mejorar la comunicación: modular el tono de voz, sin gritar y evitar centrarse en lo negativo. Evitar los términos hirientes y sacar conclusiones antes de tiempo.
- Tomárselo con sentido del humor: ser capaz de darle la vuelta a las situaciones que te molestan.
- Cambio de aires: evitar centrarse en lo ocurrido e intentar airearse en soledad hasta conseguir estar mas tranquilo. En este sentido, el mindfulness o ejercicios de conciencia pueden ser maravillosos.