En nuestra consulta de psicologia en Alcalá nos encontramos con muchas personas que acuden para mejorar su autoestima y esto a veces nos hace temblar, no porque el objetivo este mal, ni mucho menos, si no porque muchas veces este auto diálogo de la necesidad de trabajar la autoestima se ha convertido en un machaque personal.
Si pensamos en algo para mejorar la autoestima, lo primero en lo que pensamos es en la aceptación.
Todas las personas necesitamos aceptar algo de nosotras mismas. La aceptación no es rechazarte, ni resistirte a ningún aspecto de ti, ni sentirte mal por no tener supuestamente suficiente autoestima.
A veces creemos que estar mejor con una misma es ser mejor o ser más productivas, más sanas, más sociables y con más fuerza de voluntad, pero trabajar la autoestima tiene más que ver con la aceptación.
Cuando uno no se acepta, vive una situación de confrontación consigo mismo e intenta ser una persona distinta, por lo que esto no tiene nada que ver con la autoestima.
Aceptarte es valorarte, tratarte con respeto, de forma real, amorosa y compasiva.
Muchas veces nos fijamos objetivos para trabajar la autoestima, que lejos de ayudarnos a la aceptación nos alejan y exigen más de nosotros mismos y esto nos puede hacer sentir incapaces, insuficientes y que no somos capaces de cumplir con lo que nos proponemos.
Tenemos que ser conscientes como nos estamos hablando, desde la necesidad de querernos más o desde la necesidad de ser perfectos.
La exigencia y el perfeccionismo son otra de las cosas que más trabajamos en consulta y en ambos casos aprender a desarrollar la compasión por uno mismo es algo imprescindible para salir de ahí.
Podemos intentar hablarnos de forma consciente, comprensiva, compasiva y real:
- Haz pequeñas y sencillas rutinas de autocuidado
- Pregúntate cómo te sientes y que necesitas
- Revisa las cosas que te autoimpones, te van a hacer sentir bien o las estás haciendo desde el miedo
- Muévete pero sin presiones de “tengo que…”
- Se compasiva tanto verbal como conductualmente contigo
Mira ahora la diferencia, si nos hablamos así:
- Tengo que hacer deporte
- Tengo que ser más productiva
- No me ha cundido nada, tengo que ser más eficiente
- No debería ponerme así, tengo que conseguir que las cosas no me afecten
- Tengo que hacer más cosas por y para mí y pensar menos en los demás
La diferencia se ve claramente, lo primero me permite sentir calma, paz y no exigirme, si no aceptarme.
Aceptarme, en el sentido de tener compasión conmigo misma, consiste en entender por qué hice lo que hice, entender cuáles eran mis circunstancias en ese momento, qué sentía, qué me movía, qué necesitaba…